Acompáñame

Como profesora me encanta esta frase, pero me pregunto si no tiene y dice más de lo que aparenta y es que, pienso que debemos sentirnos orgullosos cada vez que hayamos enseñado algo a alguien, porque nuestros conocimientos si solo nos pertenecen a nosotros acaban muriendo con nosotros, si los enseñamos, os aseguro que jamás morirán y eso implicará que nosotros también sigamos vivos el recuerdo de alguien, es por eso que no solo se dedican a la enseñanza los maestros sino todas aquellas personas que algún momento u otro de su vida deciden enseñar lo que saben para ayudar a otros, ya sea en un blog, en la vida de cada día, en una red social como facebook o donde sea. Piensa si tienes algo que merezca la pena enseñar y muestralo al mundo, si lo copian no pienses que te plagiaron, piensa que te admiraron.

Bueno, a ver cómo os lo cuento. Estamos en la sección Miradas Verdes y este mes lo quise dedicar a árboles mitológicos o a cualquier cosa que tenga algo especial, como vísteis también hice un post sobre el zarzal ardiendo de Moisés. Pues como hay leyendas sobre el Drago Milenario, también lo he puesto como árbol mitológico, ¿qué os parece el plan? A mí bien, gracias. He aquí una de las leyendas. Puse un trozo y os redirecciono a la página de origen porque está muy bien la leyenda. Cuenta la leyenda que hace muchísimos años desembarcó la costa de Tenerife , concretamente en la indómita playa de San Marcos, en Icod de los Vinos, un mercader ansioso por adquirir “Sangre de Drago”, muy preciada en la época. Pero he aquí que al llegar a dicha playa, se fijó en unas jóvenes muchachas que se divertían bañándose en aquella cálida tarde de verano. El mercader, de carácter avaricioso, se propuso poseer a alguna de aquellas bellas guanches y se lanzó a perseguirlas. Logró dar a